domingo, 20 de marzo de 2011

Torturonográficos

El agua incómodamente muerta caia sobre mi piel, despertándome del letargo. Hoy ha sido un dia muy tranquilo, como un interludio pasajero entre el desayuno y la noche previa al dia de trabajo que se me viene mañana. Pero sucede que mi hermana vino del supermercado con una idea que no me ha dejado tranquilo.

Paseando por la seccion de electrodomésticos vio los televisores de plasma. Y como siempre, pasando trozos de películas en estreno en las nuevas pantallas de última generación. Cosa rara, había mucha gente amontonándose alrededor de unas de las pantallas, por lo que mi hermana se fue a curiosear.

Me pregunta si c conozco algun Evan de alguna película de terror. Ya sin extrañarme (pues la reputacion que tengo en la familia esta al borde de volverme el ermitaño del bosque) le respondo que no, que no que yo recuerde. Me menciona el hecho en el supermercado y empieza a contarme la escena.

"Un hombre en un automovil, con la espalda cosida a la espalda está...". La interrumpo en ese instante. No es que haya visto la pelicula, aunque me sepa el nombre. Es que he visto la escena mostrada en todos los puestos de venta de DVD's piratas de la ciudad. Y si tomamos en cuenta que en mi ciudad se bordea los 10 millones de personas (casi como Nueva York en los tiempos de la Guerra Fria), significa que no estoy exagerando. Le digo que ya vi el final de la escena. El tipo se despelleja la espalda, pero no llega a tiempo al timon. La cabeza de la chica bajo las llantas revienta como un melón fresco. Los siguientes en morir van a ser los que esten al frente del carro.

Me dice que no entiende como hay gente que pague por ver eso. Y me siento como el padre que tiene que explicarle a su hijo por què hay un limosnero al costado de la iglesia de la vecindad.

Pornografia de tortura, la llamo. No me atrevo a manchar el nombre del genero Gore con esa película. El camarógrafo no está interesado en mostrar la expresión de los actores, en marcar un cuadro panorámico, un plano en picada, en aplicar holandeses, en usar las sombras... Como el camarógrafo de una pelìcula porno que enfoca la cara de la actris bañada en fluidos seminales, el lente se acerca al torso partido para darle un papel protagónico a las tripas que se desparraman del torax recien cortado transversalmente. La trama de la historia se bajó del carro en el minuto 15 y vuelve faltando otros 15 para explicar el final.

Le tengo que explicar a mi hermana que la meustra de sangre en público viene desde los asirios que colgaban los cuerpos despellados de los invasores y traidores a las puertas de la muralla de la ciudad para advertir a los neuvos. Le digo que en Roma se magnificó en el Stadium, con violaciones, castraciones y carnicerias interespecies a la vista del público. Le digo que en la Europa Sacra se popularizó la mazzolato en todos los cadalsos, y que hasta los obispos bajaban de sus nubes para ver el espectáculo. Le cuento de los teatros bizarros en el Paris de la post revolucion. De la silla eléctrica de los rednecks texanos en los 50. Le digo que lo primero que hizo el hombre cuando empezo a trabajar la piedra fue darle una punta con que desmemdrar a sus presas.

Cuando termino de explicarle, le digo que se que el hombre es la especie consciente en este mundo, pero que en estos momentos no recuerdo las razones.

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